El principio de continuidad: cómo los padres, profesores y líderes sociales pueden ayudar a sus hijos en tiempos de la crisis del COVID19
Publicación del Doctor Haim Omer escrita junto con la Dra. Rina Omer
El principio de continuidad es un concepto que se formuló durante la Primera Guerra del Golfo estableció para hacer frente a los traumas de esa situación desastrosa. Basado en una revisión de la literatura (Omer, 1991), el principio de continuidad estipulaba que "durante una crisis y un desastre, se deben mantener y restaurar las continuidades funcionales, interpersonales y personales, a nivel individual, familiar, organizacional y dentro de su comunidad”. La continuidad funcional es la capacidad de seguir funcionando a pesar de las perturbaciones. La continuidad interpersonal se refiere al mantenimiento de contactos con familiares, amigos, colegas y cualquier otro círculo al que pertenezca. La continuidad personal se refiere a sentimientos de igualdad y coherencia en nuestro sentido del yo. Por ejemplo: para Juan de 10 años, la continuidad funcional comprenderá rutinas como levantarse a tiempo para ir a la escuela, vestirse, desayunar y salir de la escuela, pasar el día escolar, hacer la tarea, realizar otra rutina actividades (como deportes o pasatiempos), cuidar la higiene personal y dormir a la hora habitual. La continuidad interpersonal comprenderá aquellos actos que mantienen sus relaciones con padres, hermanos, abuelos, amigos, compañeros de clase, maestros, etc. La continuidad personal se refiere a las rutinas y mensajes que transmiten un sentido de identidad que puede ser parafraseado por declaraciones como: "¡Soy un buen estudiante!" "¡Me encanta el fútbol!" "¡Tengo muchos amigos!".
Las crisis son situaciones que amenazan con interrumpir esas continuidades. El principio de continuidad nos dice que la mejor manera de cuidar a las personas, a la familia y a las comunidades durante las crisis es mantener esas continuidades que aún permanecen y restaurar las que fueron interrumpidas. Las brechas en la rutina diaria, las relaciones interpersonales y el sentido de identidad pueden agravar las consecuencias de la crisis. Esto es cierto en la guerra, desastres o traumas, así como en cualquier interrupción que afecte negativamente a un niño, como la erupción de la fobia social o la evasión escolar. Lo mismo vale para esta situación de confinamiento por el COVID19. Por tanto, debemos tratar de mantener y restaurar las continuidades que están siendo amenazadas. Volviendo a nuestro ejemplo de Juan, debemos tener cuidado de que se despierte a la hora habitual, complete su mañana con tareas relacionadas con la escuela, mantenga sus horarios regulares dedicados a sus actividades habituales, con el ordenador, conversaciones con amigos, y sin dejar de participar en las rutinas familiares, como en los momentos de las comidas. Debemos alentarlo a mantenerse el contacto con sus amigos, compañeros de clase, maestros, abuelos y primos. Deberíamos ayudarlo a mantener la sensación de ser un estudiante y practicar las habilidades y actividades que lo caracterizan.
El principio de continuidad nos ayuda a saber qué se debe hacer y también qué no se debe hacer. Por ejemplo, que se abandonen las rutinas como el tiempo de vigilia y las tareas relacionadas con la escuela puede causar desmoralización y favorecer los hábitos problemáticos. Por lo tanto, mantener una rutina del horario escolar tiene consecuencias importantes que no son meramente académicas. Un niño que pierde la sensación de continuidad funcional como estudiante se vuelve vulnerable a una serie de amenazas conductuales y mentales, como desarrollar hábitos de inactividad, volverse adicto a las pantallas y sufrir decadencia física y mental. Al perder sus contactos con amigos, compañeros y miembros de la familia, puede caer en un vacío interpersonal que socava su sentido de pertenencia. Esta sensación de desconexión puede afectar gravemente su capacidad de recuperación física y mental. Además, cuando el niño ya no siente que es un estudiante, se vuelve susceptible a los tipos problemáticos de identidad. Esto lo vemos a menudo en casos de evasión escolar, en los que el niño desarrolla una sensación de ser "incapaz", "débil" o "enfermo". A medida que pasa el tiempo, un retorno a la normalidad puede volverse cada vez más difícil.
El principio de continuidad se puede traducir en una serie de consejos para los padres y madres en tiempos del Coronavirus:
· Mantenga una rutina de día clara y vinculante. Anuncie a sus hijos cuál será el horario para el día siguiente. El programa funciona mejor si es formal, por ejemplo, se imprime y se muestra en un lugar visible. Es útil leer el horario del día siguiente a los niños antes de que se vayan a dormir.
· Planifique una rutina escolar en casa durante las horas de la mañana. Organice la mañana en diferentes clases o actividades relacionadas con la escuela. No confíe únicamente en las instrucciones que la escuela envía por la red. Puede darles a los niños responsabilidades de enseñanza, pedir ayuda a familiares u organizar grupos de estudio con otros niños a través de Skype o Zoom.
· En tiempos del COVID19, tener comidas familiares ordenadas es particularmente importante. Haga que sus hijos participen en el proceso de preparación. Cocinar y comer juntos restaura la sensación de que la familia está viva y bien.
· Los abuelos pueden ser muy importantes también ahora. Pídales que cuenten a sus hijos cuentos antes de dormir. Los abuelos pueden desempeñar un papel central. Involucrar a los abuelos por Skype o Zoom puede ser muy significativo para ellos, sus hijos y ustedes mismos.
· Muestre las cosas que los niños hicieron durante el día al resto de la familia (tíos, abuelos…), maestros y amigos. Pídales a esas personas que envíen sus comentarios sobre lo que vieron. Un niño que recibe mensajes de agradecimiento se sentirá orgulloso. Esos mensajes refuerzan la autoimagen: "¡El abuelo piensa en mí!" "¡Mi tía ahora sabe que soy bueno en matemáticas!" "¡Incluso mi maestro quedó impresionado del dibujo que hemos hecho!"
· Este tiempo de confinamiento en casa, ofrece a los padres una buena ocasión para establecer contactos con maestros, con otros padres, con los entrenadores deportivos (por ejemplo, pidiendo instrucciones para ejercicios en el hogar), etc. Contactar a esas personas es un paso legítimo en este momento porque de nosotros se espera que superemos el aislamiento a través de Whatsapp, Skype y Zoom. Un posible resultado positivo de la crisis actual es que los padres pueden salir mejor conectados con los profesores de sus hijos, con otros padres y con otras figuras adicionales que se encuentran en su entorno. Estos contactos pueden ayudar a los padres a conocer mejor las actividades de sus hijos, y eso será muy beneficioso cuando todo vuelva a la normalidad.
· Intente desarrollar el hábito de tener reuniones de acercamiento que involucren a los niños, abuelos y otras personas que sean significativas para usted. Dicha reunión, que podría ser al menos una vez a la semana, aumentará la cohesión familiar y el sentido de pertenencia de su hijo.
· No permita que su hijo permanezca encerrado en su habitación durante largas horas. Si se niega a salir, entre a la habitación y siéntese un rato a su lado. Muestre interés en el juego que el niño puede estar jugando en el ordenador. Si hace esto de una manera positiva, lo más probable es que su hijo no considere que usted esté invadiendo su intimidad y pueda hacerle partícipe de lo que hace. Debe saber que el hábito de encerrarse en la habitación es un abuso de los derechos de privacidad. ¡La privacidad es un derecho entre otros, pero no un lugar sagrado! La santificación de la privacidad puede socavar completamente la continuidad funcional, interpersonal y personal del niño.
· Pregunte a sus amigos sobre las actividades de ocio que han desarrollado. Ya hemos escuchado sobre juegos originales, como "Virtual Peek-a-Boo!" Comparta esas ideas con amigos y, si es posible, intente organizar una competición. Las competiciones, o los retos entre familias o grupos tienden a fortalecer la cohesión y el sentido de pertenencia de sus hijos.
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Los livros seguientes fueran publicados en espanol:
Haim Omer (2017). Resistencia Pacifica: Nuevo metodo de Intervencion con Hijos Violentos y Autodestructivos. Ediciones Morata
Haim Omer (2018). La Nueva Autoridad: Familia-Escuela-Comunidad. Ediciones Morata
Haim Omer y Philip Streit (2019). Hacia una Nueva Autoridad: El Secreto de los Padres Firmes. Herder Editorial
Bibliografía:
Omer, H. (1991). Tareas de un equipo de emergencia psicológica en desastres (en hebreo). Sihot, 5: 1-23
Omer, H. y Alon, N. (1994). El principio de continuidad: un enfoque unificado para desastres y traumas. American Journal of Community Psychology, 22: 277-287
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